Luis Galliussi

MADRID.- ¿Qué le falta al interiorismo de hoy? "Muchos más Luis Galliussi". Transparente, agresivo, refinado y reivindicativo. Luis Galliussi, todo un referente de este mundo tanto a nivel nacional como internacional, se muestra a sí mismo como uno de los grandes de su profesión gracias, sobre todo, a la personalidad que inyecta a sus proyectos. También se le conoce como el 'anti-decorador' o como 'el Ferrán Adrià del interiorismo'. Uno de sus últimos trabajos es un espacio-laboratorio privado, anexo de su casa, donde ha combinado todo tipo de mobiliario y objetos decorativos.
Galliussi desembarcó en España hace 20 años con "60.000 pelas" en el bolsillo y al tercer día consiguió trabajo en uno de los mejores estudios del país, el de Jaime Parladé y Mario Connío. Hoy, su profesionalidad y el tener una flor en cierta parte, como le dicen su madre y amigos, le ha colocado en lo más selecto del sector. La seguridad en sí mismo también puede haber jugado un papel muy importante. "Si yo hubiera llegado y me hubiera puesto a trabajar en un restaurante hoy sería un reconocido cocinero", afirma rotundamente.
Argentino de nacimiento y arquitecto de profesión, se pasó a los interiores y por casualidad nada más dejar su país, donde también se dedicaba al diseño de muebles. "Cuando llegué aquí, el interiorismo era un horror. Parece que cruzaron los Pirineos y se dieron cuenta de que más allá había otras cosas". Otra de las ingratas sorpresas que se llevó fue ver el modo de vivir de los españoles. "Las personas eran bastantes espléndidas de casa para afuera y sus viviendas eran tristes, viejas, sin ninguna actualidad, incómodas...", recuerda. "Ahora, la cosa está bastante mejor", apunta. "El principal cambio es que la gente viaja muchísimo, tiene inquietudes, la industria se ha modernizado... Además, no les aterra un mueble moderno, un diseño sueco o italiano y también saben que no todo lo antiguo es aceptable".
A pesar de los grandes avances que ha vivido su actividad en los últimos años, Galliussi no comprende por qué sigue existiendo tan poco respecto hacia su trabajo. "Desde fuera, parece una profesión más débil y poco respetada. Hay muchas niñas que no tienen nada que hacer y se dedican a esto... no solo se trata de tener buen gusto... Debería estar mejor valorada. Esta crisis (económica) es natural que llegara porque todo lo otro me parecía falso. Porque también había muchos profesionales que tampoco eran de verdad. Para los que subsistimos es como una forma de premiarte, de saber que lo has hecho bien".
Está trabajando en más de una docena de proyectos, entre ellos la casa de la top model Eugenia Silva en Formentera

Este 'anti-decorador' no se corta al afirmar que trabaja en todos los mercados de lujo y sus clientes tienen un poder adquisitivo alto. Actualmente, está trabajando en más de una docena de proyectos, entre ellos la casa de la top model Eugenia Silva en Formentera. "Los que recurren a mí lo hacen porque saben que yo doy lo que los demás son incapaces de darles", afirma Galliussi en tono desafiante al mismo tiempo que presume de no tener tarjetas con su teléfono porque no le interesa ni necesita esa manera de conseguir proyectos "sigue llegando trabajo al estudio".
Además, su éxito radica también, según él, en su personalidad, su forma de transmitir, su manera tan natural de ordenar el interior de sus clientes. "No sé si es confianza, generosidad, seriedad... Yo me meto en la vida de mis clientes. Sé hasta cómo doblan y guardan hasta la ropa interior", señala. "Vivo como trabajo y trabajo como vivo. No tengo ningún montaje especial para vender humo. Mis honorarios son los míos. Lo más interesante que me gusta hacer es provocar a mi cliente al máximo. Llevarlo al límite de que pueda deshacerse de cosas que no les pertenece y encontrar su confort vital. No creo en las tendencias o en un estilo, solo creo en la dosis perfecta de cada cosa... en una delicada armonía".

'Las cosas horrendas me ponen'


Galliussi admira los proyectos con dificultades. "Las cosas que para otros son horrendas me 'ponen'. Las dificultades y un cliente duro de pelar y con personalidad me atrae mucho más que un 'loft' y mucho dinero de por medio para hacer mi trabajo. Me gusta currármelo mucho", indica. En este sentido, del privado que nos enseña, una extensión de su casa, podría decirse que le 'puso'. Se encontró varios locales ("era un horror") en los aproximadamente 120 metros cuadrados que tuvo que reconvertir en lo que es hoy: "Un espacio bonito y con las proporciones ideales de tal forma que si estuviera vacío no perdería atractivo".
Este argentino compara su 'loft' con una mujer guapa. "Es como si a una tía que tiene un cuerpo estupendo le pones un trapo de un euro como de 2.000 euros, le queda todo bien". Por el momento, usa este inmueble como su refugio creativo, reunirse con sus amigos, pero pretende convertirlo en un lugar social donde se realicen pequeñas presentaciones de prensa, cenas, etc. Arquitectónicamente, Galliussi ha recuperado la pared-fachada original, le ha quitado la piedra enfoscada, y ha levantado el suelo unos 15 centímetros gracias a una tarima de madera. Soluciones simples que dan un aire especial a la casa.


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